Se podría catalogar como cuento infantil. Enseña a los más pequeños a reciclar, un estupendo habito que está en nuestras manos el transmitirle en la educación. Espero que os guste...
Desperté en un cajón, alguien me estaba tocando y me abría, de repente note como un montón de naranjas entraban dentro de mi, mucho mas rellenita fui trasladada de lugar y empecé a ver mundo...
El viento me daba en mis polímeros y sentía el sol como calentaba mi textura plastificada, mi bonito color blanco brillante contrastaba con unas preciosas letras verdes donde se leía perfectamente frutería LA VITAL , mas gordita y rellena de cítricos me sentí muy útil y eso me dio mucha alegría.
Noté que bajaba a un lugar llamado METRO, y entré en un vagón lleno de personas, algunas llevaban un familiar mío, las había rojas, azules, amarillas...después llegué a una estación y caminata por las escaleras para arriba...otra vez el vientecillo.
Llegué a una casa y allí me volvieron a vaciar y otra vez me sentí ligera como una pizpireta bailarina.
Me doblaron como una bandera americana cuando entierran a un general en forma de triangulo y me dejaron en una caja oscura.
Allí tranquila sabia que tarde o temprano vendrían a por mí, ya que necesitaban de mis servicios.
Así fue...me llenaron de cosas bien distintas.
Poso de café, mondas de patata,...envase de yogurt, tetrabrik de leche...ahí fue cuando empecé a temblar...ya sabia lo que me esperaba...el container general, mi sueño de ser reciclada se iba al traste...y comencé a llorar... ¿Que las bolsas no lloran?, yo era una bolsa con sentimientos y aspiraciones, quería llegar a la sala de reciclaje y volver de nuevo a la vida como si de una reencarnación se tratara...pero...todo estaba perdido...
Más y más llena de inmundicias mezcladas, mi capacidad estaba casi al completo. Había huesos de pollo, latas de conserva, botellas de vidrio, cartones de cereales, ¡estaba acabada!...un milagro, necesitaba un milagro...
Dicen que atraemos aquello que pensamos...me concentré mucho en que alguien me rescatara y mira por donde mis deseos fueron escuchados por el ancho espacio o por un alma bondadosa que me salvó...
Era una señora mayor de unos 60 años le hablaba a su nieto...
-¡Mira Juan, vamos a separar!, ¡ponte estos guantes! ¿Estas listo?
Sentí cosquillitas al notar la mano dentro de mi, sacaron una botella de cristal y la dejaron en un cubo donde se leía clarito VIDRIO, creo recordar que era verde como la naturaleza, las ranitas y las letras de la frutería donde nací, después ja, ja, ja, otra vez las cosquillas y sacaron de mi, la caja de cereales, aquel niño llamado Juan la echó a un cubo de color azul donde se leía PAPEL.
Volvieron a la carga otra vez nieto y abuela extrajeron un envase de yogurt, con habilidad Juan hizo canasta en un nuevo cubo amarillo que ponía PLASTICO.
Uno a uno sacaron todos los envases y me dejando vacía.
Como estaba manchadita por los restos del yogurt y otras cosillas escuche algo ¡fantástico!
-¿Que te parece Juan si también reciclamos la bolsa?
-¡Si abuela! ya se donde va...va en el cubo amarillo
-¡Muy bien Juan te has ganado una buena merienda! ¿Que tal un vaso de leche chocolateada y unas galletas?
-¡Genial!
¡Estaba feliz!, ¡eufórica!, mi sueño se haría realidad...iba a ir a la ¡¡sala de reciclaje!!
¡¡Una nueva aventura!!
... Que algún día me gustaría contarte
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