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domingo, 22 de enero de 2012

LA BARRA


Las puertas se abren.
Entran.
El público se va acomodando.
Los primeros en llegar cogen asiento como si se les fuera la vida en ello, los demás con una nueva frustración mañanera por no ser tan rápidos se cogen a las barras, en un rutinario día , caras largas, desconocidos, rostros somnolientos dispuestos a dejarse ir por la inercia en un día más carente de emoción...pero de pronto...

  ¡El show comienza!

, ¡1... 2...3...!, se apaga la luz, y de golpe un flash  ilumina la barra central  justo en medio del vagón,  comienza la música...un sugerente   Joe Cocker,  una acústica increíble sale de los altavoces, "YOU CAN LEAVE YOUR HAT ON" y un cañón de luces de colores como si de un arco iris se tratara manda rayos en todas direcciones.
La sensualidad flota en el ambiente, la magia de la luz y la oscuridad del túnel hacen que las miradas estén expectantes, una gabardina, un sombrero, unos tacones altos, un maletín de ejecutivo aparece en la barra del vagón,  movimientos  lentos cargados de erotismo, empieza a bailar.

No pueden dar crédito a sus ojos, los pasajeros se miran unos a otros afloran sonrisas, mujeres incrédulas  que no apartan la mirada de la barra...

Una gabardina camel  va cayendo... con mucha lentitud, mientras, la música lo envuelve todo, el calor y un foco de luz roja muestra una hermosa mujer que deja  caer la gabardina con una  increíble carga erótica.

 Una blusa recatada de lazo en el escote y falda tubo  insinúa un cuerpo escultural.
Sus movimientos pausados y seguros bajan la cremallera de la falda, esta cae al suelo  con suavidad, mostrando unas piernas de vértigo, y ahora se desprende con insinuación de los altos tacones rojos, crece el ritmo frenético de la música y los hombres silban, piropean, mientras el recorrido del vagón sigue su camino...

Con destreza deshace el nudo del lazo de la blusa, dedos ágiles desprenden los botones nacarados y la prenda cae al suelo mostrando un sujetador plateado con lentejuelas a juego con la braguita tanga. Estira el brazo a lo más alto de la barra y empieza a trepar por ella con sensualidad.

Se pone boca abajo, haciendo  posturas increíbles,  autentica contorsionista. Cada vez mas difíciles, sus números de equilibrio en la barra llega a su momento estelar,  piernas arriba enroscadas a  la barra sujetándose apenas con un punto de la espalda.

 Los aplausos estallan con gritos de júbilo en los últimos acordes de la canción.
 El vagón llega a destino.

 Nuestro joven protagonista, un estudiante de 18 años baja de su nube, regresa a la realidad, las alas de la imaginación se cierran en aquella maravillosa aventura que había durado desde Urquinaona a plaza Cataluña.
 Despierta en el momento que las puertas se abren...y aquella chica... su musa a la que miró nada mas entrar en la anterior parada desaparecía entre la gente con aquel maletín de ejecutivo que en su fantasía había sido atrezzo.

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