NOCHE EN LA FERIA OSCURA

El jolgorio de la feria con el ir y venir de público y las atracciones extremas que ofrecían emociones fuertes a los más intrépidos contrastaba con aquella extraña puerta de hierro fundido.

Separaba dos ambientes completamente distintos.

 A un lado gritos y bullicio alocado, colores y luces, olores y humos de perritos calientes, frenesí constante y al otro…  aquel lúgubre sitio.

Un extraño parque, oscuro, solitario.

 Arrinconado tras la puerta dejaba ver solo la luz de la luna, una inmensa y llena luna que en el tenebroso cielo parecía mostrarme una mano invisible, que entre nubes sombrías que me invitaba a entrar.

Como hechizada y como si mis pies tuvieran autonomía propia me fui acercando a aquel lugar.

 La puerta.

Miré dentro y temí pasar.

Mas la curiosidad era tan grande...

(Seguirá mañana...)