Sé cómo te sientes amiga.
Al igual que tú, cada vez me cuesta más separar trabajo de
sentimientos.
Vivimos con una difícil tarea día a día.
Vemos como poco a poco estas maravillosas personas que
cuidamos se van apagando llevándose con ellas parte de nuestra misma esencia.
Hoy te abracé y vi lágrimas de desconsuelo en tu rostro.
Te ha dejado Norberta
con 92 años hace pocas horas y te sientes extraña.
Caminas sin rumbo y
te preguntas que pasará mañana…tienes que reponerte y buscar de nuevo trabajo…
comenzar de nuevo…
Con la partida de un anciano nos deja una brecha en el alma
a cada cuidador.
¿Cómo hacemos para sanar una herida? cuando has reído, llorado,
enfadado, cantado y te has emocionado al comprobar progresos que con todo cariño y tesón has puesto, con paciencia
desmedida hemos logrado sonrisas y miradas de sincera felicidad.
¿Cómo hacemos para sanar una herida? Cuando has sido psicóloga,
enfermera, cocinera, terapeuta, consejera y en ocasiones hasta saco de boxeo de
días difíciles…
Has sido peluquera,
estilista, payasa, fortachona, familiar más cercano de los últimos años, meses,
días, hasta el último adiós.
Amiga Orbelina, mucho ánimo y no estás sola, tienes mi
amistad y mi gratitud eterna por ser como eres, por leerme y seguirme, por
animarme en mis sueños de seguir escribiendo y sobre todo gracias por enseñarme
que la vida hay que aceptarla tal y como viene y que la muerte también forma
parte de ella.
Te quiero.
Rosa María Gómez Vico.
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