SI LA CISTERNA SE RESISTÍA… RIETE DEL FREGADERO….
Miércoles 20 de agosto, diario de a bordo de una
divorciada.
Por más fuerza que hago con este extraño artilugio
en forma de ventosa sobre el desagüe atrancado de este fregadero, este sigue
igual. ¡¡Como se resiste el condenado!!
Agua turbia estancada.
Dos gotas de
sudor entran en mis ojos, escozor,
fatiga, tensión al ver que la hora ya se echa encima y tengo que volver al trabajo.
Necesito
morder dos minutos para inspeccionar la parte baja del mueble.
Tubos de pvc.
Los desenrosco.
Los desenrosco.
Limpio el interior y coloco de nuevo.
Abro el grifo y de repente de la pared sale a presión
un torrente de agua con tanta fuerza que inunda la cocina, cables sueltos en
suelo mojados…
El automático
salta.
Salgo corriendo con peligro de resbalar a por
fregona y mocho.
El agua o yo…
Me lanzo desesperada a recoger a toda velocidad el
manantial que lo inunda todo. Trapos de cocina, toallas, todo vale.
Estrujo mocho sin parar una y otra vez en una
carrera alocada donde minutos, tensión y miedo de electrocutarme hacen aparición
en este miércoles de agosto.
Ese peligro que se acrecienta con la imagen que
aparece de pronto…
El vecino de largas patillas, ese hombre enfurruñado
con la vida que si ve filtrarse una gota por el techo te puedes dar por muerta…
Necesito dos minutos más.
Tic tac tic tac, es para encontrar el teléfono del
fontanero, ese ancianito jubilado que con pequeñas chapucillas saca adelante a
su familia en paro.
Nervios.
No lo encuentro.
Móvil.
No quiere mostrármelo.
Llamo a la compañía.
Queda algo de batería pero…
Comunica,
deje su mensaje, espere... líneas ocupadas...
¿Para eso pago?
Me voy al trabajo pensaré con lucidez por el camino.
¿Cómo me encontraré la casa al regreso del trabajo?
Dejo todo lleno de toallas.
¿Quién dijo que los miércoles son aburridos?
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