Ahoga la despedida,
y aunque el recuerdo
acompaña
es una profunda herida
que duele certera el alma.
Que te corroe
felina
arrancándote la entraña
y que te deja perdida
sin saber porque la vida
caprichosa te desgarra.
Ahoga la despedida;
asfixía la soledad;
y esta mañana fría
todo mi mundo daría
para volverte a besar.
Rosa María Gómez Vico
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