Un buen día descubres que al fondo en la estantería superior
o en la del medio pero bien arrinconadito al fondo tocando la pared hay un
yogurt.
Lo coges y… esta caducado.
Te asustas al comprobar que la fecha es muy pasada.
Te preguntas ¿Qué ha ocurrido?
Eres de las que miran bien la fecha pero... a veces...
ocurre.
Que un atrevido yogurt se resiste a ser revisado.
Se obstina y va arrinconándose al fondo dejando hueco a los
nuevos habitantes de la nevera que afanosos y voluminosos ocupan sitio y vistosidad.
Ese yogurt aparecido del agujero negro del misterio
cotidiano que nos tiene subyugados ahora pasará a otro terreno.
El cubo de la basura.
Pero…
¿Lo vaciamos antes?
¿Lo tiramos intacto?
¿Tememos el abrirlo?
Imaginamos apretados microorganismo pululando en su interior y precavidos de que se puedan adueñar de tu casa o de tu vida…decidimos no tocar ni la tapa, quitando así un peligro.
¡¡Amigos-as!! Os propongo algo.
Coged coraje, sed aventureros, arriesgaros y… ¡Destapar el
envase!
Vaciar su contenido en el fregadero y depositar el plástico
en el container del reciclado.
Pensad que un simple yogurt no puede con vosotros...
Seguiremos informando.
Estos misterios cotidianos en casa nos tienen sobrecogidos...
Rosa Maria Gómez
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