EL
JUEGO DEL FUEGO
Tan solo con su mirada aquella
mujer despertó el fuego de mi interior e hizo tambalear mi rectitud fría y
distante hacia el género femenino que tanto daño me había hecho.
Aquellos labios
sugerentes invitaban a un acercamiento lascivo y hacían por momentos recelar
mis pasos que hechizados iban de nuevo hacia ella.
¿Qué te puede pasar?
¿Qué otra vez hagan
pedazos tu corazón? ¿Que lo machaquen
hasta hacerlo fosfatina?
¿No tuviste bastante
con el batido que hizo la anterior dama con tus sentimientos?
Receta para romper
amores
Ingredientes:
-Una batidora de
circunstancias encontradas.
-Una buena dosis de
mala leche.
-Un mancebo fornido.
-Una cama y la misma
hora que viene el marido.
-Un picardías rojo, transparente
a poder ser.
-Y por último la
sonrisa hiriente, maquillada de carmín de la que va a pulverizar tu corazón o hacerlo
picadillo indistintamente.
Modo de preparación:
Se coge la nena y se
mete en la cama a follar como descosida con el joven musculoso de edad juvenil
y cerebro rectilíneo; se le añade
sonrisa picara y mala intención mientras mira de reojo la hora con el deseo de
ver entrar el tercer ingrediente…marido mancillado que se incorpora al cuadro
vodevil.
Se notará que al abrir
la puerta este último pone cara de “lelo”
al ver el sarao en todo su esplendor.
Esta masa homogénea por
segundos queda paralizada hasta que el resorte de la puerta con un ¡plof! hace que los calores del tercero
en discordia, suban vertiginosamente.
Un cuerpo iracundo, ramificando fuego interior y tornando rojo
intenso el rostro.
Un descontrol homicida
de ojos (que fluyendo sin objetivo claro) van de un ingrediente a otro sin
saber hacia dónde dirigir la mezcla.
La aparición de cuernos
retorcidos y palabras soeces, se mezclan con insultos y calumnias, que airados
van haciendo que la cama se mueva sola con sabanas que tapan y rubores fingidos
que ahogan.
Como punto final: la
guinda, la frase estrella del plato, aquello que adornará más la
cornamenta del traicionado.
-¡Ramón, esto no es lo
que parece….!
Se emplata esta
suculenta receta con pasos rápidos del
burlado marido saliendo a toda ostia de la habitación dando portazo.
El sazonado de esta
ambrosia está en el despecho por parte de la esposa que dicho ya de paso sigue
muerta de risa en la habitación bajo la mirada atónita del joven mancebo que no
entiende nada del extraño proceder de la señora infiel.
El condimento secreto era ni más
ni menos: la rubia, que llevó su esposo la semana pasada al jacuzzi del domicilio
conyugal.
Lo estaban pasando
divinamente cuando ella irrumpió pillándolos
en pelotas, enredando piernas y con una botella de cava en la mano.
-¡Petra, no es lo que
parece…!
Ojo por ojo…
Ahora está de nuevo ese
fuego, esa mujer que exhala con la mirada felina toda su pasión abrasadora.
Hace tambalear mi
rectitud fría y distante hacia el género femenino, ese que tanto daño me hizo...
y al que siempre vuelvo sin remisión.
¡Qué tonterías digo!… ¿daño? ¿Qué daño puede
hacerme si nada de este mundo me hace estremecer?
Solo queda el juego del
fuego.
El engaño… miraré la cartera… la visa resplandece en la oscuridad.
Petra mi confidente...me dijo que llevaria
compañía… y que pasaríamos una noche maravillosa los cuatro.
Sigamos jugando al juego del fuego, los celos,
el despecho en esta madrugada y la pasión loca galopará de nuevo para hacernos sentir vivos una vez más.
Cómplices de la luna, en esta vida efímera que esta noche bailará para nosotros hasta el amanecer.
Rosa María Gómez Vico
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