EL CARIOCO
Hoy me acerqué a la inauguración del mercado municipal
provisional que por unos años y hasta
concluir las reformas del original han puesto en Rambla San Sebastian esquina
Avenida Santa Coloma.
De lejos lo vi…
Caminaba despacio, muy envejecido con una cuerda a modo de cinturón
en unos pantalones rotos descoloridos y 6 tallas mas grandes.
Su gran bolsa al hombro llevaba pan duro y los ojos cansados
miraban al suelo.
El recuerdo de mi niñez volvió a mí; después de tantos años
de nuevo se había cruzado en mi camino.
En un segundo viajé a mis 7 años cuando asomada a un balcón
lo veía caminar.
Era el vagabundo de Singuerlin.
De él se hablaba
sobre su fortaleza después de lo que le había ocurrido…
Comentaban que una noche unos indeseables se metieron con el
y lo apuñalaron varias veces.
Después de debatirse entre la vida y la muerte salio a flote
y siguió su peregrinar en un mundo hostil pero no por menos bello.
El mercado Segarra era su hábitat mas frecuente y ahora había
seguido su rastro hasta el provisional.
La alegría me inundó y rápida volví sobre mis pasos para
ponerle en la mano una moneda.
Una sonrisa afloro a
sus labios. Un gracias infinito que durante tantos años quise oír retumbar en
mis oídos.
Aquel ser que desde niña veía a distancia. Una edad
imprecisa que ya desde antaño imaginaba avanzada.
Me preguntaba tantas
cosas sobre su vida…
Hoy seguía siendo un autentico anónimo para mi pero algo había cambiado al verlo.
Era… la Esperanza.
Esa Esperanza que en los tiempos que corren necesitamos como
agua fresca.
Esperanza que a pesar de todos los avatares que la vida nos
trae seguimos adelante mordiendo, agarrando, apretando fuerte entre dientes.
Descubrí que la edad de aquel mendigo de mi ciudad se llama
Esperanza.
Sigue viendo el amanecer día a día y busca ese hueco en el
mundo que tanto cuesta para algunos
y que no valoran muchos otros…
El Cariaco es el ejemplo de que nuestro animo y nuestras
ganas de vivir nacen de dentro como un volcán y no del entorno que nos quiere
envenenar.
Me alegra verte y espero que tus pasos por la ciudad sigan
trazando ese camino.
Ese camino que necesitamos de sueños y donde la esperanza se
cubre con tantas capas de inseguridad y abatimiento que difícilmente podemos
verlos.
Hoy vi tu edad reflejada en los ojos.
Tienes la mejor edad de todas.
La esperanza de vivir día a día.
Rosa Maria Gómez
Gracias por el relato Rosa, grande y valiente Carioco, ya era un señor mayor cuando eramos niños y compartíamos las calles de Singuerlín con este personaje de la ciudad, las veces que me peleaba con los compañeros del cole por que no entendía la manera que tenían de tratar a una persona a la que la vida le había pasado por encima.
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