La chica se llamaba Elvira y vestida de gótica paseaba con su amigo Víctor por el también pintoresco barrio Gótic de Barcelona.
Se podría decir que no desentonaban.
Ropas negras, caras blancas, cabello
oscuro y ese aspecto tenebroso que tanto les gustaba.
Miraban hacia arriba las hermosas
gárgolas de la catedral. Realmente estaban disfrutando del agradable paseo
primaveral que les ofrecía aquella mañana. Venían de Colom y habían pasado por
el mercado de la Boquería. Allí Víctor había comprado un zumo de frutas
naturales que ahora apuraba y Elvi (cariñosamente le llamaban así sus
"coleguitas") al pasar por las Ramblas se había parado en un
xiringuito.
Compró una pizza de la variedad
Mediterráni y ahora la estaba devorando
como si no hubiera mañana. La pizza repleta de pimientos, tomates y anchoas tenía
abundante salsa de tomate que amenazaba por desbordase.
Y así fue.
El chico se reía al ver como caía un gran
chorro de salsa a la camiseta negra y la cara de la cantante de
"Evanescence", Amy Lee, quedaba graciosamente manchada. Ella
divertida lo empujaba y éste daba un traspié mientras con un papel presta Elvi,
le limpiaba la cara a su diva.
Una turista albina se les acercó y con un
forzado español preguntó por el Eixample.
Amablemente Víctor le indicó y dando las
gracias la extranjera se marchó al tiempo que
un nuevo turista se acercó a él preguntando.
Era muy alto y estaba provisto de dos
cámaras de fotos. Parecía nórdico y sin duda el sol le había dado de lleno. El
pantalón corto mostraba unas piernas rojas como salmonetes y protegido con un
sombrero blanco y gafas tipo mosca de la tele preguntaba en un cocktail de
idiomas entre catalán, español e ingles. Pudieron entender “ teleféric, ir
Tibidabo”.
Divertida Elvi comenzó a indicarles
cuando de repente dos mujeres mayores también se abalanzaron sobre ellos
preguntando por el museu de cera.
Los jóvenes se miraban divertidos. Ja,
ja, ja, ¿Qué estaba pasando aquella mañana? Todo el mundo “preguntón” y ellos
los guías turísticos.
Víctor les indicó el camino mas corto.
Por fin entre risas y bromas retomaron su paseo cuando de repente Elvi
se paró en seco, abrió los ojos de par en par y dijo:
-¡¡No!!
Ahora Víctor se “destornillaba” de risa.
Habían aparecido un grupo, cien turistas chinos que abordaban a su amiga, le
daban una cámara de fotos al tiempo que le decían:
-¿Tú,
hacel foto todos nosotlos? ¿Ok?
Los jóvenes estallaron en risas. Una
calle estrecha...y querían aparecer todos juntos.
Todos sonreían se apretaban y Elvi
divertida se ponía de mil maneras y mil ángulos para recoger e inmortalizar
aquel nutrido grupo de orientales.
Sin duda aquella mañana estaba siendo muy
divertida.
- Juntaros todos y decir: ¡Patata!
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