MANUEL
Mama Sole con su delantal y sus raídas zapatillas llevaba algo envuelto en un gran trapo de cuadros.
En la pequeña chavola las sonrisas y la euforia se mezclaban con los olores de fiesta y alegría. Pollo asado y patatas esperaban sobre el hule de una mesa camilla que cojeaba cada vez que al pasar alguien la rozaba.
La guitarra del Patriarca lanzaba al aire acordes por Camarón y el “Fanguito” se arrancaba por cante jondo llenando el aire de sentimientos profundos de sus raíces flamencas.
Las palmas de las gitanas se unían entonces y todos miraban hacia el agasajado.
Manuel, el pequeño de la familia Cruz Heredia no solo celebraba sus 8 años de vida… con una carilla traviesa y churretosa y con la luz en la mirada que solo tienen los niños que son felices miraba intrigado lo que aquel trapo guardaba…
Mama Sole colocó sobre la mesa la sorpresa escondida mientras recordaba aquella tarde de invierno, todos allí esperando en Can Ruti
La multitud enfebrecida preguntaba a la puerta de la habitación como iba el pequeño Manuel. Habían acudido 28 gitanos y payos de la familia para dar su apoyo, energía y solidaridad.
Sus leyes, sus normas seguían a rajatabla el procedimiento, si hay alguien malo…todos en piña haciendo apoyo solidario y enviando buenas vibraciones para su curación.
Las asombradas enfermeras sonreían deseando que ojala otros pacientes tuvieran la misma suerte y recibieran al menos una visita…
-¿Como está Manué?
…..
Mama Sole volvía de su recuerdo y la sonrisa afloraba más grande aun a su rostro. Todo había sido un mal sueño y por fin despertaba.
Seguía allí en su chavolita rodeado de todos los suyos y en el centro… su rey, su amor el pequeño Manuel que esperaba impaciente para destapar aquel trapo y descubrir la sorpresa.
La guitarra paró y la algarabía cesó para centrarse en las manos que acercándose se preparaban para descubrir el regalo…
Manuel con ojos brillantes cual estrellas destapó su sorpresa.
¡¡Todos aplaudían!!
Comenzó el festín los perros cogieron pollo meneando la cola felices.
El paño descubrió a Manuel algo familiar…
La medalla de Nuestra Señora de las Angustias.
Una lágrima brotó del pequeño y un abrazo de su abuela mama Sole lo arrulló.
- Mi niño… ¿te acuerdas cuando te iban a hacer la radiografía?
-Si Mama Sole
- Abriste la mano y me diste esta medalla…me dijiste “estoy muy malito” me diste la medalla y me dijiste que se la diera a tu hermana… He rezado día y noche para poder ponértela de nuevo, ven aquí Manuel tu no te vas y esta medalla en tu pecho tiene muchos mas años que brillar.
¡¡Que toque esa guitarra!!
Y el aire se llenó de fiesta, de música y de alegría mientras aquella chavola parecía más grande que nunca con los últimos rayos del sol.
Rosa María Gómez 21-03-2012
FIN